Al terminar bachiller tuve la inmensa suerte de conseguir, junto a algunos compañeros de clase que el viaje de estudios de ese año se realizase a Grecia, todo un logro teniendo en cuenta que los otros grupos se debatían entre el viaje conjunto París-Londres y Ámsterdam (vaya usted a saber por qué). Fuimos bastante afortunados, teniendo en cuenta que realizamos el viaje en diciembre de 2010, que para los que no lo recuerden, fue un breve periodo de calma entre las revueltas sociales anteriores y la posterior caída de la economía helena.
Durante la clase del día de hoy, no he podido evitar recordar este viaje al ver, proyectados en la pantalla, a Kleobis y Bitrón, que para nosotros en aquel viaje no dejaron de ser un ejemplo más del numeroso muestrario de arte griego que desfilo frente a nosotros, y la puerta de los leones, que recibe a los visitantes que pasan por Micenas, y que hoy en día sigue siendo una fortaleza.
Visita obligada es, sin lugar a dudas, la Acrópolis, donde, tras el paso del tiempo, los expolios y las explosiones turcas, esto es lo que queda del Partenón:
Como curiosidad, debo apuntar que, dentro del recinto de la Acrópolis (donde no solo está el Partenón), los griegos no permiten ninguna bandera (sus motivos tendrán). Sin embargo, a la vista de la última foto de esta entrada, queda claro que servidor consiguió una fotografía con su bandera, que por algo la llevó desde tan lejos.
¡Qué envidia, Amen! Nunca he estado en Grecia. Me encantaría visitar ese país. Me han gustado mucho tus fotos.
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