Todos conocemos la famosísima torre inclinada de Pisa. Allí donde preguntes por “la torre inclinada de…” te dirán: “¿de Pisa?” Pero mucho más cerca se encuentra otra torre inclinada, seguramente acompañada por muchas más que no conocemos: La torre de la Santa Iglesia Catedral de Santa María, de Murcia.
La historia de la construcción de ésta, al igual que la del templo al que pone techo, es larga y llena de contratiempos, abarcando varios periodos históricos, así como diversos movimientos artísticos, por lo que me permitirán los lectores que haga un pequeño resumen.
La torre comienza a construirse en el año 1520, pero cuando se acaba el primer cuerpo se percatan de una notable inclinación de la construcción hacia la fachada este. ¿Solución? Asentarla por la fuerza, por lo que deciden cargar la fachada oeste duplicando el grosor del muro, para compensar el asiento diferencial. ¿Problema? Cuando comienzan el tercero de los cuerpos observan una nueva desviación de la vertical, por lo que deciden solucionarlo descentrando la construcción de este cuerpo. Así, después de muchos problemas, de grandes parones en la construcción, cambios de proyecto y un sinfín de dificultades consiguieron terminar, en 1793, la que hoy es la torre de la S.I.C. de Murcia, que recorre el Plateresco, el Barroco y el Rococó en sus torcidos 92 metros de altura.
(En la primera imagen se puede observar la desviación del primer cuerpo respecto a la vertical)
(Todas las imágenes propias)
Es impresionante, Amen.
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