A falta de una Plaza Mayor decente en la ciudad, la Plaza del Cardenal Belluga es, por excelencia, el centro de Murcia. Este gran vacío en casco antiguo surge con el objetivo de crear punto desde el que contemplar la impresionante fachada barroca de la catedral. Más allá de este punto, es un espacio exclusivamente de paso, una gran explanada en la que, más alá de las terrazas de ciertos establecimientos situadas entre unos pequeños naranjos que arropan en parte los edificios del norte de la plaza, el resto de ésta no es sino un solar adoquinado donde el transeúnte se siente solo y desarropado.
En esta plaza, donde se concentra el poder eclesiástico y civil, se observa la parte más dinámica de la sociedad. Nadie queda en Belluga, ni espera a un amigo, ni lleva a sus hijos a jugar. Nadie queda en el centro y el que pasa por él no lo hace sino para cruzar la plaza en diagonal y continuar su marcha.
(Imagen obtenida del álbum Flicker de XavierSam)
Hace demasiado tiempo que no voy a Murcia. Tendré que escaparme un fin de semana. No consigo recordar la plaza. Debí quedarme pasmada con la imponente fachada de la catedral. Tal vez, como otros, ni me detuve... fui de paso.
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